Con gran frecuencia, nos vemos desbordados/as, cansados/as, con una sensación de falta de control, miedo y tensión, es decir, nos sentimos estresados/as. Este estado no es para nada agradable, por lo que luchamos para pararlo y controlarlo. Sin embargo, en muchas ocasiones, no hallamos la manera de quitar el estrés y sentirnos bien. Existe mucha información sobre cómo hacer que el estrés desaparezca o cómo reducirlo, pero tenemos que ser cautos/as porque no todo vale. La información se encuentra a nuestro alcance pero hay que saber elegir las fuentes adecuadas y fiables. Por este motivo te voy a dar unos “tips”, basados en la evidencia científica y en mi experticia profesional, con los que podrás entender mejor qué es el estrés, qué función tiene y cómo relacionarte mejor con él, es decir, recomendaciones para quitar el estrés y para aprender a seguir con tu vida pese a su presencia.
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Información básica para aprender a controlar el estrés
El estrés es una respuesta adaptativa del organismo ante las demandas a las que se ve expuesto. Se convierte en un factor negativo cuando se activa con mucha frecuencia, durante mucho tiempo o de forma muy intensa. A partir de esta información, podemos decir que cierta dosis de estrés no solo es positiva, sino que es necesaria, ya que nos permite hacer frente a los requerimientos del entorno, mediante la activación que produce tanto a nivel físico como mental. El problema se presenta cuando las situaciones de exigencia o preocupación se alargan en el tiempo, cuando creemos que no podemos afrontarlas porque se trata de acontecimientos impredecibles, incontrolables o porque no tenemos los recursos para hacerles frente.
Es importante saber que existen dos tipos de estrés: el estrés agudo y estrés crónico. El primero, es fruto de acontecimientos negativos de gran intensidad, los denominados acontecimientos vitales estresantes “AVS”, como la pérdida de una ser querido, un divorcio, la llegada del primer bebé… El impacto emocional es mayor en un primer momento, ya que suelen ser acontecimientos incontrolables e impredecibles de gran importancia para el individuo. El segundo, es consecuencia del estrés de rol, el derivado de las actividades diarias que conforman nuestra rutina. El estrés crónico se va gestando lenta y progresivamente, y su duración posee un curso temporal más extenso que el de los AVS. El estrés crónico es el más frecuente y el más grave para la salud, por lo que es interesante conocer cuáles son las estrategias adecuadas para hacerle frente.
Recomendaciones para eliminar el estrés
Existen dos clases de estrategias para controlar el estrés y diversos factores que influyen directamente en su aparición y desarrollo, como la alimentación y el ejercicio físico. A continuación se detalla en qué consisten cada una de estas estrategias y factores.
Estrategias centradas en la emoción y centradas en el problema para controlar el estrés y eliminarlo
En primer lugar, tenemos que diferenciar entre aquello que tiene solución y aquello que no. Parece evidente, pero con frecuencia invertimos mucho tiempo y energía en darle vueltas a situaciones que no pueden cambiar y que debemos de aceptar. Para estas situaciones en las que ya no hay vuelta atrás, podemos utilizar estrategias centradas en la emoción, éstas tienen como objetivo aliviar el malestar emocional mediante el autocontrol, el distanciamiento y la reevaluación positiva. Sin embargo, son estrategias que deben utilizarse de forma puntual, ya que pueden fomentar la negación y alejarnos de la realidad.
Por el contrario, para situaciones resolubles, la mejor opción es utilizar estrategias centradas en el problema, como la confrontación y la organización del plan de acción. Actuar directamente sobre la situación generadora de estrés es la mejor manera de acabar con él. Es algo obvio pero, tal vez, la clave sea que no debemos de hacerlo solos/as. El apoyo social es de vital importancia, es algo que está a nuestro alcance pero que nos negamos a aprovechar por vergüenza al qué dirán. Algo tan simple como pedir ayuda se nos hace un mundo por miedo a mostrar cierta vulnerabilidad, no debemos de esconder algo tan natural como es la fragilidad, todos/as pasamos por circunstancias que rompen nuestros esquemas, que nos bloquean, y no por ello somos menos válidos/as. Pedir ayuda, sentir el apoyo emocional, informativo o instrumental puede liberarnos de la presión y facilitar la solución de cualquier tipo de situación.
Alimentación y ejercicio físico como principales factores relacionados con la aparición, mantenimiento y reducción del estrés
Tener una alimentación equilibrada es fundamental, ya que si una persona no tiene un adecuado balance nutricional puede llegar a tener una disminución de sus defensas y, como consecuencia, un sistema inmune menos resistente a los efectos fisiológicos del estrés. Además, cuando éste se presenta de forma prolongada, provoca que las reservas de nuestro cuerpo se agoten y disminuya la energía de nuestro organismo.
El ejercicio físico tiene un efecto muy positivo a nivel psicológico, ya que potencia la liberación de endorfinas, éstas son unas sustancias naturales del cerebro que ayudan a aliviar el dolor e intervienen en la regulación del estado de ánimo. La práctica de ejercicio habitual, también influye sobre procesos cognitivos como la memoria, y mejora la capacidad subjetiva de afrontar el estrés.
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