La definición de introversión sería algo así como: rasgo de personalidad que se caracteriza por la tendencia a poseer un alto arousal crónico, así como a necesitar menor estimulación para alcanzar el tono hedónico máximo. Estas palabras vienen a decir que la introversión es la tendencia de algunas personas a tener una alta activación general, por lo que funcionan mejor con niveles bajos de energía en su ambiente natural.

 

Ejemplos de cómo puede ser una persona introvertida

 

A continuación se muestran algunos ejemplos que facilitan el entendimiento de cómo son las personas introvertidas;

Son personas que rinden mejor por las mañanas (se despiertan y ya están a tope) y en soledad o en grupos pequeños de trabajo (ya dan el máximo de sí, no necesitan un empujón de l@s compañer@s o si lo necesitan es pequeño), se saturan con rapidez de las relaciones sociales (necesitan cariño y compañía pero durante una hora y no durante cinco), suelen preferir quedarse en casa y ver una película antes que salir de fiesta (mucha gente a la vez y música sonando por todos lados, sí, pero de vez en cuando). Todos estos ejemplos pueden darse en las personas introvertidas pero no significa que tengan que darse todos o que tengan que darse siempre. Una persona introvertida es una persona que tiene tendencia a X, no siendo esto algo estático en tiempo ni en espacio. Cabe aclarar que las personas introvertidas son personas sociables, es decir, les gusta y necesitan estar y disfrutar con l@s demás pero su estabilidad depende más de la calidad que de la cantidad. Además, la introversión forma parte de un continuo en el que el polo opuesto es la extraversión, las personas extravertidas son aquellas que tienden a la sociabilidad (a nivel de cantidad), a la asertividad, a la búsqueda de emociones… porque tienen una baja activación general y necesitan más energía externa para funcionar. Si entendemos un continuo como una línea que va del 1 al 10, podríamos situar el polo introversión en el 10 (top de activación crónica) y el polo extraversión en el 1(mínima activación crónica), existiendo grados intermedios entre ambos, siendo ahí donde solemos situarnos las mayoría de personas, por lo que no podríamos definirnos como cien por cien introvertidas ni cien por cien extravertidas. Además, dependiendo de las circunstancias en las que nos encontremos, podemos variar ligeramente nuestra posición entre un polo y el otro.

 

¿Por qué se “desprecia” socialmente ser introvertido o introvertida?

 

Una vez entendemos bien de lo que va el asunto, me gustaría aclarar que ser introvertid@ no es ni mejor ni peor que ser extravertid@, son formas diferentes de ser, de sentir, de actuar. Me parece importante matizarlo porque existe en nuestra sociedad una tendencia a alabar la extraversión y desvalorar la introversión, ya que desde pequeñ@s nos enseñan que tenemos que estar rodead@s de muchísimas personas que nos quieran (olvidando que lo importante es cómo nos quieran), nos enseñan que lo deseable es mostrarnos siempre activ@s, siempre entusiastas, buscando la aventura sin descanso… Todo eso está muy bien, pero es más o igual de necesario saber parar, disfrutar durante un rato de nuestra propia compañía, pensar sobre la vida o, simplemente, sobre lo buena que me ha quedado la tortilla. Y es que, tal vez, nos han vendido una historia, la del inconformismo, esa creencia de que vivir es descubrir, explorar, vibrar porque la vida tiene un final. Pues bien, vivir también es sentir lo bueno y lo malo, es valorar un abrazo, es atender a lo que tenemos entre manos (sea algo nuevo o existente desde el pasado), vivir es tener miedo al fracaso, intentarlo y no lograrlo, vivir es tolerar cómo nos encontramos y sopesar si queremos cambiarlo, disfrutarlo o aceptarlo. En definitiva, vivir no es huir, es hallar en lo cercano algo que no habíamos apreciado. 

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